Posts Tagged ‘olvido

31
Mar
14

palabra: nube (2)

nubeEsta mañana podría haber escrito las palabras más bellas en tu cuerpo. Todas esas que no leíste y tenían tu nombre, todas esas que la tinta no tuvo tiempo de secarse en tu piel. Todas esas que vengo dejando latir en mi pecho.

Y ahora pienso en todas las veces que quise romper los relojes que el tiempo puso en tu boca, para apropiarme de tus labios con mil besos de contrabando. Pero siempre llegué tarde, o demasiado temprano. Así las horas se escondieron lejos de mi boca, la piel lejos de la piel contaminada de ausencia.

Acariciar las curvaturas de esta nube para agradecerle que fue el barrio donde nuestros pies pisaron juntos. Seguir pensando que esta nube sólo parece sostener mi peso como bendición, como dolor. Recordarte. Recordar tu temor al olvido sin que supieras que dejaste tu perfume de recuerdos en cada rincón.

Y ahora pienso en todas las tardes que quería darte batalla en otra guerra de sonrisas, en la cosquilla de los besos que crecían naturales entre los dos. Nada termina si aparece en el camino. Todo cambió desde que respiraste en mi nube. Quizás un día me toque ser invocado a la tuya, quizás un día deje de odiar los quizás y le saque el freno a los días.

Esta mañana podría haber escrito las palabras más bellas en tu cuerpo. Podría haber escrito en tu pecho todo lo que vi en tus ojos la primera vez que los miré, podría haber narrado la sensación de tu piel en mis dedos en cada esquina de tu espalda. Podría haber anotado las razones por las que, estoy seguro, voy a volver a escribir en las hojas de tu alma.

 

02
Jun
13

palabra: dormir

Dormir: el momento más difícil del día. El momento donde mi mente se enciende en la oscuridad que tanto pido para conciliar el sueño. Sufro de un insomnio voraz, que no descansa ni deja descansar. Probé contar ovejas, números, osos panda, koalas. Probé imaginar pingüinos marchando. Probé té de valeriana, tilo y verde. Probé no tomar café en todo el día, cansarme de correr y hacer ejercicio. Probé todo lo que había para probar y seguí sin dormir.

Esta semana casi no dormí, sólo lo necesario para llegar al día siguiente vivo. Esta semana te apareciste en todos lados. A través de tu ausencia te aparecías en una letra, en un papel, en un mensaje. Llegabas en forma de pregunta, te ibas en forma de suspiro. Te encendía en uno de los muchos cigarrillos que estoy fumando; sin embargo, tu voz volvía a aparecer mezclándose con el sonido que hace el pucho al apagarse contra una superficie fría.

Estabas ahí. Estabas acá.

Te encontraba entre mis sábanas, en la forma de una hebra de tu pelo que se quedó olvidada acá. Te usaba de pijama al tomar una remera y recordar que alguna vez la usaste. Sentir tu perfume que no estaba. Tiraba la remera a la basura y volvías a mi periferia en una mención de alguna voz conocida. Te transformaste en canción de mis parlantes tantas veces que perdí la cuenta.

Entonces decidí hacer algo de mi insomnio. Son las 4.21hs del sábado, estoy pensando en por Sin títuloqué no estás acá. Son las 4.22hs, sigo pensando lo mismo.

Suena una ambulancia o un patrullero que cruza la calle de mi casa. El espacio gigante en mi cama me susurra que le falta el calor de tu cuerpo y yo, yo quiero seguir poniendo caracteres en esta hoja virtual antes que tener que volver a pensar.

Me equivoqué. Me equivoqué mucho. Me equivoqué con vos y fallé. Fallé en pensar desde un principio que no ibas a ser nada. Ahora, ahora sos ausencia; ausencia que mis palabras no dejan de subrayar en cada letra. Si tan sólo pudiera acariciar esta hoja para deje de lamentarse por mi y vivamos ella y yo más tranquilos, lo haría. Si tan sólo pudiera besar esta hoja como bese tu boca y darle la misma tranquilidad que te di, podríamos encontrarnos la hoja y yo en otro plano.

Hoy vos sos ausencia. Yo, un idiota. El tiempo es la misma condena de siempre: aquella a la que nunca llego en el momento justo. Ahí voy, al encuentro de un momento. Cuando llegue, quizás esa vez, haré las cosas mejor. Mientras tanto, vos, no me olvides.

15
Feb
13

palabra: sudoeste

Estabas ahí: mirando al sudoeste de reojo, a través de tu ventanilla. Asiento 28, ventana. Yo no estaba ahí, ni siquiera cerca, pero de alguna forma te sentía. Mirabas hacia afuera contando mentalmente todo lo que veías: pasto, pasto, atardecer, sol, vacas, pasto, nbubes, firasoles, pasto y así. Nada parecía importar si no llegaba a tus ojos desde afuera. En el bolsillo de tu mochila el led de tu celular te avisaba que tenías un mensaje (mío) que no ibas a ver todavía.

Sin títuloTanto pasto te hacía pensar en los caballos, el primer animal que te viene a la mente cuando pensás en pasto; y toda esa planicie la veías como una gran ensalada, que para los ojos de un caballo sería un gran plato de pollo al horno con papas. Yodo lo que tus ojos alcanzaban a ver. Tu dedo lo ibas dibujando sobre tu pierna, justo antes de tu rodilla.

De golpe, a través del sistema de aire acondicionado, el omnibus se llenó de olor a ladrillo mojado. Te acordaste de aquella vez que tuvieron que arreglar en tu casa, cuando eras chica, y siempre ese olor se asociaba a los obreros que ahí trabajaban. Y a tu papá hablando con ellos.

Cambiabas la vista y cambiabas de pensamiento, todo el horizonte eran propuestas a qué pensar después. Miraras donde miraras, nada te hacía acordar a mí.




PalabraBizarra

Si esto es ficción o realidad, ni yo lo sé con certeza.

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Palabra Bizarra

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