Posts Tagged ‘muerte

23
Jul
12

palabra: visita.

Ayer tuve visitas en casa. Ayer, hoy, es lo mismo. Ella llegó cerca de las tres de la mañana, justo después de que los concubinos se fueron a dormir. Yo estaba fumando un cigarrillo en el sillón, tomando otro vaso de whisky mientras leía las noticias en la computadora.

No sonó el timbre, como casi siempre me enteré que había alguien en la puerta por los ladridos de la perra. Fui hasta la entrada y la hice pasar como si fuéramos viejos conocidos. Nunca nos vimos, pero los dos sabíamos fehacientemente de la existencia del otro, de esa fina línea entre el conocimiento y el interés por alguien que sabés va a llegar a vos tarde o temprano.

La muerte se sentó en una de las sillas de la mesa y no pude volver al sillón, llevé mi vaso y el cenicero. No decía mucho, pero con poco me pidió un gin tonic y sacó un cigarrillo de su bolsillo.

Al principio sólo podíamos hablar de los puntos en común: unos tíos, abuelos, conocidos… la charla era entretenida, ella me contaba cómo los había encontrado y yo cómo los había conocido. La muerte no dejaba de sorprenderse en cada comentario, cada chiste o anécdota que compartí con esa gente: ella no tenía la impresión de que tuvieran tanta onda. Pero entendía.

Creo que se sentía sola y, en cierta forma, sólo quería que le cuente de mí antes que nos veamos en forma oficial. Ella dijo algo de andar por el barrio y yo le conté de mis ganas de irme. Nada podía aconsejarme, a ella poco le importaba dónde estuviera, pero siempre estaba por ahí.

Cambiamos las bebidas y renovamos cigarrillos tantas veces que perdí la cuenta. Ella fumaba mucho más que yo, aunque las distancias sólo se pueden medir a ojo y eso no le sirve a nadie. No competimos, era lo mismo para los dos que fuera lo que sucedía en ese encuentro.

Cerca de las cinco me dijo que se tenía que ir.

La acompañé hasta la puerta, nos dimos la mano como si a partir de ese momento nos hubiera unido una amistad o, quizás, a partir de ese momento volvimos a ser completos desconocidos. Yo hice un chiste del estilo “Ya nos vamos a encontrar”, a ella no le hizo gracia.

Hoy me desperté tarde, cerca del mediodía, y me tuve que poner a limpiar. El perfume que usaba la Muerte quedó en todo el comedor.

23
May
12

Palabra: Dibujo.

Hoy por la mañana recordaba una vieja anécdota personal de hace 14 años atrás, yo iba a un instituto de arte para niños (sí, hago la aclaración para defender la cantidad de años) y con mis pobres 12 años hablaba con varios compañeritos y uno de ellos (Tomás) decía: “A mi no me preocupa que me vengan a pegar un tiro ahora, porque Francisco se tira y le pega a él”. Suena a un acto heroico o el principio de una depresión, pero lo ciero es que eso explica en gran medida parte de mi política: hacer bien.

Siempre me creí una mala persona, siempre me creí incompleto en muchos sentidos como para poder encarar esa idea de “Cambiar el mundo” a gran escala, entonces me dediqué a hacerlo en menor medida: al de al lado. De a uno, de a poquito, voy haciéndoles bien. Invierto mi tiempo en mi gente.

Y ahí es cuando te pienso: puramente inexistente, sólo un producto de una imaginación limitada a lo que veo y no sos. Entonces busco dibujar ese signo, esa letra que represente las iniciales de nuestros nombres. Porque eso es lo que pasa, la vida te obliga a dibujar mentalmente una idea que vas adaptando a los tiempos que te corren. Y así estoy yo: corriendo detrás de este post para decir que estoy bien y estoy mal, que dibujo y te pienso siempre y cuando no existas; que temo y espero a que algo pase, y algo cambie; y eso cambie la base misma de los cambios que voy a dar, un día, en un lugar, con nombre que se dibuja igual que el mío. Al fondo, a la derecha.

27
Dec
11

Palabra: Duelo.

Hace cuatro años que te perdí. Así, como un acto de magia pura causado por el peor mago que pudiera pensar, así como todas las cosas que sembraste en mí te fuiste. Y te extraño. Te extraño como si fuera ayer la madrugada en la que me desperté y sabía lo que el teléfono iba a decir. Pero no quiero quedarme con el dolor de tu partida. No es justo.

Me quedo con tu sonrisa ante mis chistes malos. Me quedo con los silencios que compartíamos ante las milanesas de berenjena que comía sólo porque vos pasabas horas cocinandolas. Me quedo con las veces que me tomaste del brazo para no tropezar y todas esas veces que cambiaste el bastón por apoyarte en mi cuerpo.

Recuerdo mil palabras tuyas, las revivo cuando te necesito buscandola en la caja con frases que me dejaste, el único objeto de toda la casa que tenía un nombre y era el mío. Nunca voy a poder explicarle a alguien lo que fuiste y los que sabían no comparten o ya no están. Te siento en mil canciones, te pienso cada vez que me meto en la cama.

Fuiste mi esperanza de ser comprendido, de ser conocido por alguien con la plenitud de un alma entera.

Pasaron cuatro años y no dije nada, a nadie. Pasaron cuatro años y te pensé todo el día, como todos los 20 de diciembre venís a mi mente y sonrío. Y lloro. Lloro como el nene que fui al lado tuyo y el hombre que dejaste en esta tierra. Sé que un día te voy a ver, como manda la cursilería y cada película holliwodense. Sé que un día voy a morir y lo primero que voy a buscar es tu abrazo, tu pelo blanco, tus manos viejas y los pies deformes que tan orgullosa llevabas.

Te debo la vida y cada persona que me quiere, te debe eso a vos. Sigo tu camino como puedo, sigo tu esencia para nunca olvidar, para nunca empezar a perder. Gracias. De nada. Dios. Y todo lo demás.




PalabraBizarra

Si esto es ficción o realidad, ni yo lo sé con certeza.

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Palabra Bizarra

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